Besos. Besos. Y más besos. Al ver esta escena vas a salir corriendo de casa con ganas de besar a todos tus vecinos.
Dudo que alguien en el planeta Tierra desconozca la escena final de esta película dirigida por Giuseppe Tornatore.
Puesto que se ha convertido en uno de los finales mas hermosos de la historia del cine.
Por méritos propios.
Preparad pañuelos, porque éste es uno de esos filmes que se graban a fuego en tus retinas y permanecen ahí toda la vida.
¡Qué grande es el cine!
Toda la película es igual de intensa y maravillosa. Pero ahora vamos a analizar únicamente la escena final, sobre la que se ha escrito muchísimo desde que se estrenó:
La Mejor Escena de Besos de La Historia del CINE
El acto es bastante simple.
Un hombre se sienta en una sala de cine de barrio a ver una película. La sala está vacía. La película será emitida solo para él.
Pero no va a contemplar una película cualquiera.
Ni él es tampoco un hombre cualquiera. El personaje, magistralmente interpretado por Jacques Perrín, no es ni más ni menos que Totó, el niño que descubrió los misterios y la magia del cine gracias a Alfredo, el viejo proyectista del pueblo.
- Con el paso del tiempo, Totó se convirtió en un director de éxito, y ahora regresa al pueblo donde residía su viejo amigo, para asistir a su entierro. Y allí recibe una cinta como regalo póstumo, que debe visionar.
- El antiguo operador se había visto a recortar escenas de todas las películas emitidas que el cura del pueblo consideraba podían corromper al público. Y por ese motivo le había obligado a eliminar y destruir cualquier imagen en donde apareciera un cuerpo desnudo, un beso, un abrazo.. por considerarse un escándalo.
- Alfredo accedía y recortaba todas esas escenas. Pero no las destruía, sino que las iba pegando unas a otras para salvarlas en un mismo rollo de película y evitar que desaparecieran. Al final de sus días, Alfredo las deja como legado a su joven amigo Totó, que se dispone a visualizar el misterioso regalo.
Así que Totó entra en el cine, se sienta en una butaca y el nuevo realizador comienza a proyectar la película…
Y en la gran pantalla, las imágenes comienzan a sucederse unas a otras sin ningún tipo de orden.
Ante sus asombrados ojos desfilan besos, besos y más besos, de cientos de películas distintas.
- Besos entre un vaquero y su mujer
- Besos entre un gangster y su chica
- Besos de despedida
- Besos de bienvenida
- Besos desesperados
- Besos hambrientos
- Besos escondidos..
- etc
Todas esas escenas censuradas van adquiriendo una dimensión que trasciende la mera curiosidad, y la película se va tornando cada vez más emocionante.
Las imágenes, junto al magnífico acompañamiento musical de Ennio Morriconey, consiguen emocionar no solo al maduro Totó, sino también a nosotros mismos.
Ya no es una simple sucesión de escenas “censurables”.
La cinta restaurada se ha convertido en un auténtico canto al Amor que lucha por sobrevivir.
Que motivará que queramos revisar la escena una y otra vez.
Preparaos para la Emoción…